jueves, 4 de febrero de 2016

¡¡¡Mi Cachorro coge todo del Suelo!!!

Todo aquel que tenga o haya tenido un cachorro, seguro sabrá de qué hablamos. Es una imagen típica ir con tu cachorrito por la calle (o en casa), y que intente coger cada cosa que se va encontrando por el suelo. Le da igual que sea un papel, un trocito de madera, restos de comida, una hoja o incluso ¡un cristal!. La mayoría de las veces nos preocupamos porque pueda comer algo que le haga daño, y es normal, porque como veterinaria he de decir que no es raro encontrarse con perros a los que se les ha "atascado" un cuerpo extraño en su intestino. Entiendo por tanto la reacción de los propietarios cuando al ver a su cachorro con intenciones de coger algo, inmediatamente tiran de la correa para evitar que lo alcance, o se abalanzan literalmente encima del perro para sacárselo de la boca.


Entonces, se nos plantean dos cuestiones: una es ¿por qué hacen esto?, y la otra, ¿qué puedo hacer para evitarlo? Bien, empecemos por el principio; Un cachorro sano ha de sentir curiosidad por todo lo que le rodea, y es un comportamiento totalmente natural el querer descubrir el mundo; Lo que ocurre es que al contrario que un bebé humano, el cachorro no tiene manos para coger cada cosa que se encuentra, para tocarla, para descubrir su tacto, su textura, por lo que tiene que utilizar su boca para este fin. Más o menos se suele producir el siguiente ritual: encuentra algo, lo olisquea, lo coge con la boca, lo suelta, lo vuelve a olisquear, lo vuelve a introducir en la boca. Normalmente, después de hacer esto, dejan el objeto donde estaba y se van. Lo que ha conseguido con esto es, por ejemplo, saber qué es una hoja, cómo huele, a qué sabe, si es dura o blanda, si sirve para algo más. Después de repetir esto unas cuantas veces, el cachorro aprenderá por su propia experiencia que una hoja es delgadita, se rompe fácilmente, hace ruido al morderla, no se come y que no sirve para mucho más. Cuando esto esté asimilado, no tendrá la necesidad de volver a coger hojas por el suelo. Esto es una etapa natural que el cachorro ha de pasar y es absolutamente necesaria.

Pues el caso es que de algo tan simple como parece esto, derivan algunos problemas de conducta, como puede ser la obsesión en perros adultos por coger todas las cosas del suelo. ¿Por qué puede ocurrir esto? Pues una vez más, el manejo por parte del propietario tiene gran parte de la culpa. La mayoría de las veces cuando uno ve que su cachorro va a coger algo con la boca, le invade un sentimiento de sobreproteccionismo y se abalanza sobre su cachorro para evitar la gran tragedia de que su perrito se coma un papel. Lo que conseguimos con esto son tres cosas.

1- asustar al cachorro que ve como de repente un gran humano se tira sobre él;

2- darle una importancia que no tiene al objeto en sí, y hacer que el cachorro se interese más aún por él.

3- no dejar que el perro exprese su curiosidad necesaria de una manera natural.

Entonces, la próxima vez que se encuentre ante el objeto, se pondrá tenso porque la última vez que lo vio pasó algo más bien desagradable y querrá ir a cogerlo de nuevo porque aún no sabe lo que es; Lo más probable es que el propietario vuelva a repetir la misma acción y volvamos a empezar; Imaginad que esto pasa cada día, el perro nunca sabrá que es eso, y por eso seguirá queriendo averiguarlo; Además, los paseos cada vez serán más tensos, ya que ambas partes estaremos en alerta.

La buena noticia es que esto se puede evitar. Lo primero que hemos de tener claro es que la conducta exploratoria es una etapa normal y necesaria para el correcto desarrollo del perro. Alrededor de los dos meses notaremos que nuestro cachorro se interesa más por el mundo en general, y hemos de saber cómo actuar ante determinadas situaciones. Si vamos paseando por la calle y vemos que se interesa por algo que hay en el suelo, no nos precipitemos, parémonos a pensar por un instante y contemos hasta diez antes de hacer nada. Dejemos que el cachorro actúe por sí mismo, dejemos que razone, dejemos que use su cabeza, que piense. Dejemos que huela ese objeto, que lo mordisquee, que lo lama, que haga lo que sea necesario para entender qué es eso. No nos arrepentiremos de darle un voto de confianza. Está claro que toda regla tiene su excepción, y que si en un momento dado, creemos que es mejor retirarle de la boca algo que puede ser peligroso, hagámoslo, pero de una manera tranquila, sin agobiarnos nosotros y sin agobiarlo a él.

Me gustaría hacer una pequeña reflexión final; Está claro que debemos proteger a nuestros perros y más aún cuando son cachorros, ya que son más vulnerables, pero no debemos de perder nunca la idea de que si no le damos la opción de equivocarse, nunca aprenderá; Si siempre le protegemos de todos los peligros, nunca sabrá que existen.

Autora: Adriana Mármol Etóloga Clínica

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