Los ofidios, serpientes y culebras, son un orden de reptiles sin patas y sin esqueleto escapular o humeral; carecen de esternón y del paladar, tienen movimientos libres, que permiten al animal abrir desmesuradamente la boca, para engullir enteras a sus víctimas, que luego digiere; son exclusivamente carnívoros.
El cuerpo es alargado y está revertido de piel escamosa.
Sólo poseen oído interno, la lengua es bífida y los párpados están soldados y son transparentes, a lo que deben la fijeza de su mirada. El pulmón izquierdo está reducido; poseen dientes cónicos y finos, algunos de los cuales están acanalados o poseen un conducto interior para expulsar el veneno segregado por dos glándulas situadas a los lados de la cabeza, y que inyectan al morder.
Las serpientes habitan en todos los continentes del mundo, exceptuando únicamente a la Antártida y siendo Australia el país que conserva a las diez serpientes más venenosas de todo el planeta.
Los ofidios se reproducen de forma ovovivípara o vivípara. Realizan mudas enteras de la piel 3 o 4 veces al año y su longevidad suele oscilar de 10 a 20 años, dependiendo del hábitat.
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