Este es un listado de algunos argumentos para rebatir las estereotipadas y poco profundas aseveraciones y falacias que los aficionados al retrógrado espectáculo de las corridas de toros utilizan para tratar de defender su afición.
“El toreo es cultura”
Según el diccionario, cultura es “el resultado de cultivar los conocimientos humanos y afinarse por medio del ejercicio de las facultades intelectuales del hombre”. Es obvio que torturar a un animal por diversión no contribuye en nada a cultivar conocimientos. ¿Qué facultades intelectuales puede ejercitar la tortura de un animal? La evolución mental y crecimiento espiritual como seres humanos no pasa por las corridas de toros.
“El toreo es arte”
Se entiende por arte la “habilidad para hacer una cosa”, por lo cual, torear puede ser un arte pero también lo puede ser levantar una pared de ladrillos, etc. Que algo pueda considerarse un arte no significa automáticamente que esta actividad, obra, creación, destrucción, etc. sea éticamente aceptable.
El hecho de que algunos artistas se hayan inspirado en las corridas de toros no hace de esta bárbara costumbre un arte justificable. Otros muchos se han inspirado en la guerra, martirios de santos, etc… y esto no hace de estas actividades algo aceptable.
“El toreo es tradición”
También eran tradición los inescrupulosos combates a muerte de gladiadores esclavos en la época romana, y también es tradición la ablación del clítoris en algunos países. Por el hecho de que algo sea tradicional, no implica que deba ser conservado ya que puede consistir en prácticas monstruosas.
Muchas tradiciones han muerto gracias a la evolución y trascendencia del hombre y las corridas de toros deben seguirlas. Como decía Manuel Machado: “Conservadores, sí; pero de la salud, no de la sarna”.
“Los toros de lidia están hechos para pelear”
El toro es un animal rumiante, herbívoro y de una naturaleza poco agresiva, tiene mala vista y una capacidad limitada de enfocar.
La apariencia excitada y agresiva de los toros al entrar en la plaza se debe a que han pasado horas a oscuras siendo molestado de múltiples maneras (afeitado de los cuernos, sacos de arena sobre sus lomos, etc.). Segundos antes, se les ha clavado un lazo de color atado a un gancho metálico que les causa un considerable dolor en el lomo. Por tanto, el animal sale cegado por el sol, afectado por el dolor del lazo y la aparente bravura que muestra corriendo de un lado a otro es simplemente una desesperada búsqueda de una escapatoria. Las ocasiones en que el toro arremete contra las personas son contadas, la mayor parte del tiempo busca una salida y mira a su alrededor en un estado de confusión.
“Sin corridas de toros se extinguirían los toros bravos”
Si sólo pudieran existir las especies de las que se obtiene provecho económico, ¿por qué conservaríamos el lince ibérico?
De hecho, el toro de lidia es el resultado de un proceso de selección y manipulación genética para lograr unas características físicas que varían de la especie original Bos Taurus. Por tanto, si efectivamente se extinguieran, no supondría ninguna desgracia para el ecosistema.
Según el diccionario, cultura es “el resultado de cultivar los conocimientos humanos y afinarse por medio del ejercicio de las facultades intelectuales del hombre”. Es obvio que torturar a un animal por diversión no contribuye en nada a cultivar conocimientos. ¿Qué facultades intelectuales puede ejercitar la tortura de un animal? La evolución mental y crecimiento espiritual como seres humanos no pasa por las corridas de toros.
“El toreo es arte”
Se entiende por arte la “habilidad para hacer una cosa”, por lo cual, torear puede ser un arte pero también lo puede ser levantar una pared de ladrillos, etc. Que algo pueda considerarse un arte no significa automáticamente que esta actividad, obra, creación, destrucción, etc. sea éticamente aceptable.
El hecho de que algunos artistas se hayan inspirado en las corridas de toros no hace de esta bárbara costumbre un arte justificable. Otros muchos se han inspirado en la guerra, martirios de santos, etc… y esto no hace de estas actividades algo aceptable.
“El toreo es tradición”
También eran tradición los inescrupulosos combates a muerte de gladiadores esclavos en la época romana, y también es tradición la ablación del clítoris en algunos países. Por el hecho de que algo sea tradicional, no implica que deba ser conservado ya que puede consistir en prácticas monstruosas.
Muchas tradiciones han muerto gracias a la evolución y trascendencia del hombre y las corridas de toros deben seguirlas. Como decía Manuel Machado: “Conservadores, sí; pero de la salud, no de la sarna”.
“Los toros de lidia están hechos para pelear”
El toro es un animal rumiante, herbívoro y de una naturaleza poco agresiva, tiene mala vista y una capacidad limitada de enfocar.
La apariencia excitada y agresiva de los toros al entrar en la plaza se debe a que han pasado horas a oscuras siendo molestado de múltiples maneras (afeitado de los cuernos, sacos de arena sobre sus lomos, etc.). Segundos antes, se les ha clavado un lazo de color atado a un gancho metálico que les causa un considerable dolor en el lomo. Por tanto, el animal sale cegado por el sol, afectado por el dolor del lazo y la aparente bravura que muestra corriendo de un lado a otro es simplemente una desesperada búsqueda de una escapatoria. Las ocasiones en que el toro arremete contra las personas son contadas, la mayor parte del tiempo busca una salida y mira a su alrededor en un estado de confusión.
“Sin corridas de toros se extinguirían los toros bravos”
Si sólo pudieran existir las especies de las que se obtiene provecho económico, ¿por qué conservaríamos el lince ibérico?
De hecho, el toro de lidia es el resultado de un proceso de selección y manipulación genética para lograr unas características físicas que varían de la especie original Bos Taurus. Por tanto, si efectivamente se extinguieran, no supondría ninguna desgracia para el ecosistema.
En este enlace se puede ver un informe que desgrana las falacias del "rol" conservacionista de la tauromaquia: Ver informe
“Vive de lujo hasta que muere en el ruedo”
Aunque los toros puedan vivir cómodamente en las dehesas, ¿acaso esto justifica que mueran durante una larga agonía de 20 minutos desangrados, con los músculos desgarrados y ahogándose en su propia sangre? ¿Qué persona querría vivir lujuriosamente durante unos años para morir así?
“El toreo crea muchos puestos de trabajo”
Según el Registro General de Profesionales Taurinos, son algo más de 8.600 personas. Sin embargo los números no cuadran con la realidad; cuantos menos festejos se celebran, más puestos de trabajo hay inscritos en este Registro. Por ejemplo se “celebran” menos corridas de toros (611 en 2010) que matadores hay registrados (712), menos novilladas sin picadores (369 en 2010) que matadores de novillos sin picadores registrados (1931) y así un largo etcétera. Las personas empleadas en este negocio trabajan la mayoría a tiempo parcial.
“Es una lucha noble” o “El toro se juega la vida”
En una corrida, el toro no tiene ninguna posibilidad de salvar su vida. Se trata de una lucha injusta de la que el toro no saldrá con vida mientras que son limitadísimas las ocasiones en que los toreros han resultado heridos. Mueren unos 12.000 toros al año en corridas en España, ¿y cuántos toreros? Según la revista “El Ruedo” mueren más toreros en accidentes de tráfico que en las plazas de toros.
A la mínima que el toro arremete contra el torero, salen a la plaza una decena de personajes para distraer la atención del animal que, en caso de sentirse acorralados, siempre pueden esconderse tras el burladero, dónde no llega el animal.
De los pocos toros que son indultados, un 80% suele morir en los días posteriores debido a las heridas recibidas durante la corrida y a su infección.
“El toro no siente”
El toro posee un sistema nervioso central y autónomo o visceral. ¿Cómo no le va a doler la puya de 15 centímetros clavada en su lomo si su sensibilidad es tal que cuando se le posa una mosca en él, la espanta con la cola?
Existen numerosos informes científicos que demuestran la sensibilidad de estos animales. Es más, los toros tienen conciencia y pueden mostrar sentimientos e incluso reconocer a personas y lugares.
Informe de un veterinario de AVAT que certifica que el toro sí sufre.
“Y los animales de granja?” o “Al final se consume su carne”
Aunque demasiado a menudo los animales en los mataderos no son sacrificados de la manera más rápida y ética que existe, su padecimiento es menor y más breve que el de los toros torturados en las plazas ya que existen leyes obligando a su aturdimiento antes de la muerte. Si la crueldad y el ensañamiento con que se lleva a cabo la tortura de 20 a 30 minutos en las plazas tuviera lugar en un matadero, los responsables serían penalizados e incapacitados para llevar a cabo su trabajo.
“Hay otros temas de los que preocuparse antes”
Sí existen muchas formas de violencia hacia humanos y otros animales, pero esto no quiere decir que no podamos preocuparnos por el sufrimiento de estos seres. La solidaridad no tiene límites. Se puede preocupar uno tanto de los niños que pasan hambre y de los refugiados de guerra como del bienestar de los animales. Los que usan este argumento no suelen colaborar con ninguna ONG humanitaria.
Numerosos estudios científicos relacionan la violencia hacia los animales con la violencia hacia las personas. Es un hecho documentado que un alto porcentaje de los criminales más peligrosos de la historia habían maltratado animales en su juventud. Un gran número de maltratadores de mujeres también han hecho daño a los animales de sus parejas antes de llevar su agresividad a la violencia doméstica. Evitar la crueldad hacia los animales es un eslabón más la cadena de violencia que envuelve nuestra sociedad.
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