Ante la difícil situación económica que estamos atravesando casi todos necesitan reducir gastos, y el pienso de los perros no escapa a este análisis. En algunos casos hay alternativas más baratas que se pueden probar, pero en otros el ahorro puede resultar costoso.
Te daremos aquí algunas consideraciones, pero insistimos en que este es un tema que debes conversar con tu veterinario, pues él es quien conoce mejor a tu mascota y puede darte las recomendaciones más adecuadas para su salud. Hay muchísimas marcas diferentes, pero así como varían los precios, varía también la calidad.
No hay que hacer cambios sin pensarlo bien. Compara el precio por kg, pues los sacos tienen distintos tamaños y la comparación no se puede hacer directamente. Averigua si en vez de comprar un alimento de menor calidad no sería mejor comprar sacos más grandes (y por ende más económicos) del pienso que ya estás usando. Aprovecha las ofertas en segundos sacos para gastar menos y aún así mantener una buena alimentación. Consulta por los piensos de primera calidad, como Criadores, que se venden más baratos porque no se suman gastos de publicidad ni comercialización. Por último, ten en cuenta que los piensos más baratos tienen más ingredientes que no son de buena calidad o que directamente no son digeribles. Si te cambias a un alimento malo, estarás tirando tu dinero y tu perro no estará bien alimentado. Busca siempre una relación aceptable entre precio y calidad.
En principio el grupo de perros que puede tolerar un cambio de pienso por otro de menor calidad es el de los adultos sanos. Nos referimos a perros entre 2 y 7 u 8 años de edad que no tengan ningún problema de salud ni sean usados para reproducción o competencia. En estos casos el cambio de alimento resultará seguramente en un pelo algo menos lustroso, un aumento leve del volumen de la materia fecal, pero no provocará un deterioro de la salud ni del estado general del animal. Esta es solo una generalidad; siempre que se decida hacer este cambio hay que observar al perro en el primer mes para ver si aparecen heces más blandas, gases, un aumento importante en la cantidad de materia fecal o del apetito, vómitos o comezón, todos estos signos de intolerancia al alimento.
Los cachorros, especialmente los de razas grandes y gigantes, necesitan la mejor alimentación que puedas darles, pues en la etapa de crecimiento es cuando se pueden presentar carencias nutricionales. Estas pueden ser el origen o agravar trastornos de huesos y articulaciones que traerán muchos más gastos en el futuro.
En el otro extremo, la salud de los perros viejos se encuentra en un equilibrio más inestable, por lo que una disminución en la calidad del alimento puede debilitar sus organismos y permitir que surjan problemas y enfermedades. No queremos decir que un perro mayor de 7 años es viejo, pero a partir de esa edad deberías consultar con el veterinario antes de hacer cualquier cambio, pues habrá perros que aún se encuentran en perfecto estado y otros que ya demuestren algún grado de deterioro.
En definitiva, el cambio de alimento debe hacerse con criterio, buscando un balance entre precio y calidad que cuide tu bolsillo y no dañe la salud de tu perro, lo que en definitiva sería mucho más caro en el futuro.
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