Pensar en que debemos estar preparados para el momento en el que nuestra mascota ya no conviva con nosotros parace un poco absurda cuando nuestro compañero es joven, sano y vital. Sin embargo, ser consciente de esta realidad nos ayudará a sobrellevar mejor dicho momento.
Por lo general, nuestra mascota acaba sus días a nuestro lado por un desgaste natural derivado de la vejez, pero muchas veces una enfermedad o un accidente pueden ser la causa. Si es por sus años, no será tan inesperado para nosotros y él mismo te irá dando señales de que su vida se va apagando.
En el caso de un accidente o una enfermedad que se va agravando y que no responde al tratamiento, puede ser que tengas que enfrentarte a la dura decisión de dormirlo para evitar más sufrimiento, tanto de él como tuyo. En este momento podrás verlo desanimado o apático, sin ganas de comer, beber, interactuar contigo como lo hacía antes porque le cuesta mantenerse en pie, con la posibilidad de que ya no tenga fuerzas ni para levantarse a orinar porque tenga dolor. Llegado este momento es cuando, con mucho dolor, nos tenemos que plantear la alternativa de dejarlo descansar. Por supuesto siempre serás tú como dueño quién lo decida, pero es el veterinario quién te asesorará para definitivamente tomar la decisión de dormirlo.
Llegado este punto y tomada la decisión de eutanasia, puedes permanecer con tu mascota hasta el final o bien puedes acompañarlo hasta el momento previo. Lógicamente éste será un momento duro con un deseo inevitable de expresar tu tristeza, pero trata de permanecer con una sonrisa y transmitirle toda la tranquilidad a tu fiel amigo en su último momento contigo. Recuerda que el veterinario siempre estará ahí para apoyarte, por lo que si te sientes angustiado deja que él se encargue de la situación al final, lo hará con toda la profesionalidad y el amor que tu amigo se merece.
Si tienes hijos y han tenido la suerte de criarse con una mascota, su pérdida puede significar la primera vez que se enfrenten a un momento como éste. Dependiendo de la edad y de la manera en que esto ocurra, siempre es conveniente decirles la verdad para que no estén esperando que su fiel amigo vuelva de ese tiempo de vacaciones o guardería que nunca termina. Evidentemente esto siempre depende de que tengan la edad suficiente para comprenderlo y nadie mejor que tú como padre o madre para saber cómo actuar.
Tras el duro paso vivido, habrá un tiempo que será imposible creer que ya no está contigo. Serán momentos de mucha pena, pero tienes que pensar que has intentado darle la mejor vida posible a tu mascota hasta que fue posible.
El darnos cuenta de la fragilidad de la vida, le pena por la pérdida de un miembro de la familia, porque sí, nuestra mascota se gana a fuerza el ser uno de los nuestros desde el primer momento. La duda inevitable de si hemos hecho todo lo que posible por él, aunque en el fondo sepamos que sí. En resumen, el extrañar a nuestro amigo, echarle de menos, estar triste, sentir que nos falta algo y que nuestra rutina cambia.
El tiempo que se tarda en aceptar esta pérdida depende de cada persona, pero sin duda alguna llegado ese momento lo que más tendrás presente serán los buenos recuerdos de todo lo compartido con tu amigo. Te acordarás de cada travesura con una sonrisa, de sus visitas al veterinario y de cómo confiaba en ti cuando iba a este sitio que toda mascota rehuye cuando está malito, de sus novias o novios, de la llegada a casa. Cada uno de esos recuerdos son especiales y estarán en ti para siempre.
Así que disfrútalos y tómate el tiempo que creas conveniente para superar este momento. No te apresures en adquirir un nuevo animal, depende de lo que tú quieras y necesites, meses, años o nunca. Lo que sentías por tu amigo es solo tuyo y una nueva mascota no sustituirá a la que se fue pero se hará como un ser nuevo diferente y seguramente igual de adorable.
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