Los perros y gatos pueden desarrollar reacciones alérgicas a componentes de la dieta por diversas razones. En un 90% de los animales las manifestaciones son problemas de la piel, mientras que en un 10 a 15% se ven signos digestivos solos o en combinación con los anteriores. Dentro de las enfermedades alérgicas de la piel ésta es la tercera en cantidad de casos, después de la alergia a inhalantes ambientales y a la alergia a la picadura de pulgas.
La alergia alimentaria puede aparecer a cualquier edad, incluso en cachorros menores de 1 año, además puede darse en un animal que viene consumiendo la misma dieta desde hace mucho tiempo. Generalmenteno responde bien a corticoides, pero no se debe tomar esto como regla.
No se conocen del todo las causas, pero se considera que es una reacción inmunológica tipo I o III frente a alguno o a varios de los componentes de la dieta. La carne de vaca y los productos lácteos causan el 80% de los casos de alergia alimentaria. También algunos procesos industriales de la fabricación del pienso serían responsables del problema, ya que algunos perros toleran un ingrediente determinado en una dieta casera pero no en una comercial.
El signo clínico más común es el prurito intenso (comezón). Al principio se observa entre 4 y 24 horas después de ingerir el alimento, pero luego se vuelve crónico y permanente. El rascado continuo conduce rápidamente a la aparición de lesiones en la piel, primero granos, luego pérdida del pelo, enrojecimiento e infecciones bacterianas secundarias, seborrea, formación de costras e hiperpigmentación. También son frecuentes las otitis externas. Este tipo de alergia no varía en intensidad en las distintas estaciones del año, pero puede estar asociada a otras que sí lo hagan.
El diagnóstico es por descarte de otras enfermedades alérgicas. Cuando se sospecha la alergia alimentaria lo que corresponde es cambiar durante por lo menos tres semanas a una dieta de eliminación, compuesta por ingredientes que el perro no haya consumido anteriormente. Si mejoran los signos se vuelve a la dieta anterior, o de provocación, para ver si los signos reaparecen. Si es así, se comienza nuevamente la dieta de eliminación y se van agregando los ingredientes sospechosos de a uno cada dos semanas hasta encontrar el que provoca los signos clínicos. La mayoría de los perros y gatos alérgicos son sensibles solo a uno o dos elementos de la dieta. Durante la dieta de eliminación se deben suspender también las galletas, juguetes que contengan ingredientes de origen animal y las vitaminas o suplementos que el veterinario indique.
Una vez identificados los alérgenos hay que elaborar una dieta nutritiva, sabrosa y equilibrada que no los contenga. En muchos casos se puede usar una dieta comercial especialmente formulada con carne de cordero o pavo o soja. Algunos animales vuelven a desarrollar alergia a un componente de la nueva dieta, pero otros la toleran sin problemas durante varios años.
La terapia se debe continuar de por vida, ya que la alergia no se cura. Por lo tanto es importante que los propietarios comprendan la necesidad de cumplir de forma estricta la dieta para controlar los signos clínicos.
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