El amor a los animales potenció el desarrollo del lenguaje
El ser humano tomó las riendas del planeta por una razón: nuestro amor por los animales nos dio un poder sin igual sobre la naturaleza. Según una destacada antropóloga americana, las intensas relaciones que nuestros ancestros prehistóricos mantenían con otras criaturas dirigió a la humanidad hacia una dominación global.
La interacción con animales permitió a los humanos desarrollar unas estrategias comunicativas especiales, incluyendo el lenguaje. Éstos representaban el mejor ejemplo para afirmar que otras especies también pueden tener emociones, necesidades y pensamientos, lo cual fortalecía y desarrollaba las habilidades relacionadas con la empatía y el compromiso.
Pat Shipman, profesora de antropología de la Universidad Estatal de Pensilvania, establece la conexión entre la humanidad y los animales en el momento en que nuestro homínido ancestro construyó las primeras herramientas, hace 2,5 millones de años. Incide en la voluntad por diseñar utensilios que pudieran servirle al hombre para propósitos concretos. Pese a lo imaginable, éstos no eran inicialmente herir o matar como haría un depredador, sino que, durante sus incursiones, el hombre utilizaba sus herramientas para desgarrar o cortar la piel de los cadáveres y carroña que pudiera hallar.
Para Shipman, y lo expone en su libro The Animal Connection, es a través de esta clase de contexto y comportamientos como se estableció nuestra relación especial con el reino animal. Según ella, el ser humano se caracterizaba por alimentarse de la carroña de otros depredadores. Eso lo dejaba en una posición de inferioridad respecto a terceros y, para tratar de sobrevivir, debía aprender a relacionarse con un vasto número de especies, tanto aquellas que quería cazar como las que debía evitar.
Tampoco hay que olvidar las referencias que hace a las pinturas realizadas por los hombres de las cavernas tras estos dos millones y medio de años de evolución. Indudablemente por encima de otros motivos como la figura humana o los paisajes, la fijación por el mundo animal queda puesta de manifiesto.
No mucho después de que estas pinturas fueran creadas, el primer animal, el perro, fue domesticado, seguido por el caballo, la oveja, la cabra, etc. El acercamiento y las ansias por cooperar con estas criaturas se traducía en un aumento del sentido de la empatía, lo que a su vez fomentaba y facilitaba la relación. Y ésta puede quedar revelada hoy a través de nuestro deseo de tener mascotas.
En palabras de Shipman, “los humanos somos la única especie en la Tierra que tiene relación con miembros de otras especies”. Y una buena explicación para ella es nuestra empatía, un atributo únicamente humano.
Por desgracia, conforme la sociedad incrementa su grado de urbanización, estos lazos están deteriorándose y rompiéndose. Shipman añade que ”nuestros vínculos con el mundo animal son muy valiosos y no deberían darse por sentados.” El mundo animal sigue representando un papel fundamental en el desarrollo de la vida humana y el hecho establecer y mantener vínculos positivos dependerá lo que podamos vivir en un futuro.
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