Los animales sueltos que nos podemos encontrar mientras vamos conduciendo nuestro vehículo por la carretera pueden ser domésticos (controlados o no por su dueño) y salvajes o en libertad que son todas aquellas especies de animales del entorno, que se mueven libremente por el lugar y que pueden cruzar la vía en cualquier momento, a nuestro paso, salvo que las infraestructuras viarias lo impidan.
Ganado vagando a su libre albedrío y sin ninguna persona que los conduzca es muy frecuente en nuestras carreteras |
Los tramos de carretera por donde suelen frecuentar estos animales pueden estar señalizados pero es poco previsible y por ello, difícil saber por dónde van a cruzar. Puede ocurrir, incluso, que conozcamos el trayecto pero muchos de estos animales pueden sorprendernos durante la conducción, como es el caso de reptiles y aves que pueden aparecer de pronto.
Por tanto, estamos ante un peligro de la carretera debido a que ésta puede influir en el comportamiento de los animales sueltos o incontrolados pero, ¿quién sufre las consecuencias de los atropellos?
¿Qué ocurre tras un atropello a un animal?
El problema se plantea cuando se produce un atropello a un animal o bien para evitar el atropello se produce un siniestro vial y como resultado de ello nos damos cuenta de que se ha ocasionado, en el supuesto hecho, además de la posible muerte del animal, daños materiales en el vehículo y en la vía, así como lesiones por parte de algún conductor u ocupante que le haya tocado vivir esa desagradable experiencia. Por cierto, ¿habéis vivido algún caso como el que estamos contando o similar?, lo digo porque nos gustaría conocer vuestras anécdotas.
¿Influye nuestra red vial en los patrones de comportamiento de aquellos mamíferos depredadores y sus presas? Creemos que indirectamente tienen algo que ver. No olvidemos que la construcción de algunas carreteras han hecho desaparecer o trasladar animales salvajes a otros lugares pero que aún siguen habitando para continuar con su cadena alimenticia e instinto de supervivencia.
Una señalización acorde a estas circunstancias hace plantear necesariamente la creación de medidas encaminadas a evitar que los animales corran el peligro de que sean atropellados y que los usuarios de la vía tengan la seguridad de que a su paso no se van a encontrar ningún animal. Todo ello, contando con la señalización que nos advierte de la presencia de animales sueltos, sobre todo, en aquellos lugares que son más propensos pero que, a pesar de todo, se hace imprevisible en algunos casos cuando la conducción es nocturna y la irrupción del animal se produce de forma súbita.
Control del vehículo o de animales
1. Los conductores deberán estar en todo momento en condiciones de controlar sus vehículos o animales. Al aproximarse a otros usuarios de la vía, deberán adoptar las precauciones necesarias para su seguridad, especialmente cuando se trate de niños, ancianos, invidentes u otras personas manifiestamente impedidas
2. A los conductores de caballerías, ganados y vehículos de carga de tracción animal les está prohibido llevarlos corriendo por la vía en las inmediaciones de otros de la misma especie o de las personas que van a pie, así como abandonar su conducción, dejándoles marchar libremente por el camino o detenerse en él.
(Artículo 17 del Reglamento General de Circulación)
El atropello de un animal supone como mínimo unos daños al vehículo y alguien tiene que responder por ellos. En aquellos casos donde el animal no tiene propietario como, por ejemplo, zorros, jabalís, etcétera, sería la Administración o en su caso la Empresa que gestiona el mantenimiento de la vía ante la falta de infraestructura adecuada y en aquellos casos donde el animal como, por ejemplo, perros, caballos, ganado, etcétera será su dueño el que responda de los daños causados por el hecho de no tener al animal atado o controlado.
Por otro lado, puede ocurrir que el animal este abandonado o que no lo tenga asegurado con lo cual difícilmente podemos reclamar a su dueño, salvo que el animal esté registrado por algún veterinario y tenga su chip, crotal o tarjeta de identificación para el caso de animales domésticos o en su caso se reclame a través del Juzgado de lo Contencioso Administrativo o directamente al Consorcio de Compensación de Seguros si se demuestra que el animal estaba suelto o incontrolado por alguien cercano a su entorno.
También, puede ocurrir que los daños causados a nuestro vehículo sean como consecuencia de una maniobra evasiva para evitar el atropello. Un caso, éste último, que a pesar de nuestra buena de voluntad y acierto para salvar al animal habrá que demostrarse que nuestra conducción, a pesar de ir atentos, se haya visto sorprendida y que no había otra forma de proceder ante la inesperada irrupción del animal a nuestro paso. Cuestión que puede resultar más controvertida si los daños a las cosas y personas son importantes y no existen prueba sobre el animal.
Pues bien, para los casos comentados, lo que se recomienda después del impacto contra el animal o tras el siniestro vial para evitar el atropello es mantenerse en el lugar del suceso o proximidades si la situación así lo requiere para después llamar a los agentes de tráfico para que levanten el correspondiente atestado o toma de denuncia y en donde se plasmará el rastro del animal si lo hubiera, su trayectoria con anterioridad y posterioridad al hecho.
Además, si el animal ha resultado muerto como consecuencia del impacto o atropello, los agentes de tráfico se encargarán de las gestiones para retirar al animal y en el supuesto de que haya quedado malherido tendrán que avisar a los servicios de mantenimiento de la vía o a la empresa contratada para el rescate de animales del municipio más cercano. Todo ello, para garantía de las personas perjudicadas, la retirada que puede ser tratada por un veterinario o depósito y buen destino del animal, así como para agilizar los trámites con la compañía de seguros si fuera necesario.
¿Qué podemos hacer para evitar el impacto contra un animal?
No siempre son vacas y ciervos, también pueden cruzarse a nuestro paso reptiles y aves |
Prioridad de paso de los conductores sobre los animales
1. Los conductores tienen prioridad de paso para sus vehículos, respecto de los animales, salvo en los casos siguientes:
a) En las cañadas debidamente señalizadas.
b) Cuando vayan a girar con su vehículo para entrar en otra vía y haya animales cruzándola, aunque no exista paso para éstos.
c) Cuando el vehículo cruce un arcén por el que estén circulando animales que no dispongan de cañada.
2. Las cañadas o pasos de ganado de carácter general se señalizarán por medio de paneles complementarios con la inscripción «cañada», que se colocarán debajo de la señal «paso de animales domésticos», recogida en el artículo 149, con su plano perpendicular a la dirección de la circulación y al lado derecho de ésta de forma fácilmente visible para los conductores de los vehículos afectados.Dicha señalización deberá ser complementada con las correspondientes señales de limitación de velocidad.
3. Las infracciones a las normas de este precepto tendrán la consideración de graves, conforme se prevé en el artículo 65.4.c) del texto articulado.
(Artículo 66 del Reglamento General de Circulación)Ante una señal que advierte de la presencia de animales, toda precaución es poca ya que puede sorprendernos en cualquier momento. Si advertimos con antelación su presencia, primero debemos reducir la velocidad y después tocar el claxon para ver cómo reacciona el animal pues puede que reaccione de forma contraria a la deseada por nosotros.
Por otro lado, si circulamos de noche, además de adecuar la velocidad a las condiciones de visión, con la luz de cruce algunos animales se asustan o se deslumbran y se quedan inmóviles, por lo que podrán ser esquivados mejor. No obstante, como dice el refrán: todos los gatos son pardos; así que si detectamos cualquier brillo anormal en la calzada, debemos aminorar la marcha ya que puede haber algún animal.
Independientemente del tipo de animal, si éste es pequeño como, por ejemplo, un perro, gato o ardilla, debemos tratar de evitar el atropello, sin frenar bruscamente ni dar volantazos, manejando con suavidad el volante; y si no fuera posible, debemos sujetar firmemente el volante y continuar en línea recta.
Sin embargo, si el animal es de gran tamaño como, por ejemplo, un caballo, vaca o ciervo, debemos intentar esquivarlo desviándonos ligeramente hacia la derecha si las condiciones de la vía lo permiten pero nunca invadiendo el carril izquierdo o contrario si la vía es de doble sentido de circulación, soltar el acelerado y sujetar con fuerza el volante para mantener en todo momento el control de nuestro vehículo; y si no fuera posible evitar el atropello, debemos no impactar contra el animal de forma frontal para evitar que penetre a través del parabrisas.
Por último, debemos reaccionar con antelación, incrementar la atención a lo lejos y en los márgenes de la carretera y, sobre todo, disminuir la velocidad para tratar de evitar el atropello o un mal mayor ya que ante la presencia imprevista de un animal, desviarse o frenar de forma intensa puede ser peligroso.
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