Jugar es divertido pero, como casi todo en esta vida, el exceso nunca es bueno. Hay perros totalmente adictos, hasta el punto de no poder parar y hacer caso omiso al resto del mundo. Para ellos, la pelota es un juego de caza que no acaba nunca.
Si lo miramos bien, a vista de perro, la pelota rueda o vuela lejos, lo que provoca que el animal se active para salir corriendo detrás de ella, como si se tratase de una presa. Para el perro, la pelota en ese momento es algo susceptible de ser cazado, puesto que se mueve y lo hace muy rápido, como si tratara de huir. Fisiológicamente, en estos momentos, el perro genera una cantidad de adrenalina lo suficientemente grande como para desarrollar la energía necesaria y poder atrapar su presa.
En las condiciones normales de la actividad, esa adrenalina sería totalmente eliminada de forma natural, ya que, después de cazar la presa, el perro la masticaría y devoraría (es el momento de relajación) donde se llega a una nueva fase de equilibro.
Un perro normal no es capaz de comerse la pelota, aunque hay muchos que lo intentan y con muchas ganas pero, al no tratarse de una presa, no es lo mismo. Nuestro perro, en esas condiciones, puede tardar en eliminar la adrenalina entre 4/7 días. Estamos hablando de una semana, y eso es una barbaridad.
No todos los perros actúan igual ante el juego
No todos los perros presentan el mismo comportamiento ante el tema de los juegos de lanzamiento de pelota pero hay algunos, demasiado activos, que se obcecan en la actividad y no saben parar. Pensar que jugando a lanzar la pelota, conseguimos cansar a nuestro perro, no siempre funciona. Muchas personas me cuentan que, tras una sesión de pelota, él está cansadísimo pero el perro parece recién salido a la calle. La activación que produce la adrenalina es tal, que el perro no se relaja, y llega a casa aún más excitado de lo que ha salido.
En estos casos, es bueno y recomendable darles otras alternativas como terminar la sesión con juegos de busca o lanzando algo que sí pueda masticar como un snack. De esta forma, a través del juego, conseguimos centrarlo en nosotros de forma mucho más relajada y evitamos la ansiedad. En ningún caso, se trata de eliminar el juego de la pelota, máxime si os gusta a los dos, tan solo de disfrutarlo juntos.
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