Pues estos consejos “de parque” ocultan un potencial peligro en su mensaje.
Obviamente hay que educar a nuestro perro, y hay que marcar unas reglas de convivencia desde el primer día, pero hacerlo mediante castigos o siendo “el líder de la manada”, puede traer más efectos no deseados que beneficios.
¿Por qué?
1- El adiestramiento o educación mediante técnicas aversivas puede producir comportamientos no deseados en nuestro perro o gato, tales como ansiedad, agresividad o miedo. Esto está ampliamente demostrado por la comunidad científica.
2- No hay ninguna base científica para creer que el perro nos ve como el líder de su manada. Nos ve como sus compañeros de convivencia, o como su familia. No tiene ningún interés en dominar nuestra casa, ni tampoco el mundo.
3- Intentar educar a un perro a base de castigos y correcciones no le enseña nada en absoluto. Bueno sí, aprende a realizar ese comportamiento cuando nosotros no estamos delante, y también aprende que no somos de confianza, y esto puede dañar gravemente el vínculo con nuestro animal.
Entonces, ¿Cuáles son las reglas para una educación correcta?
a) Premiar las conductas deseadas, e ignorar las no deseadas.
b) Uso de castigo verbal: excepcionalmente y en determinadas circunstancias se podría aplicar un castigo no señalado, NUNCA físico, y siempre consultando antes a un especialista del comportamiento.
c) Establecer unas reglas en casa desde el primer día y mantenerlas siempre, aplicándose por igual por todos los miembros de la familia. Por ejemplo, si no nos gusta que el perro suba al sofá, no se le debe permitir nunca, ni cuando es un cachorrito adorable, y lo han de cumplir todos, no vale que al niño de la casa le haga gracia y lo suba a escondidas, porque entonces creamos confusión en el animal, que probablemente intentará subir en otras ocasiones, siendo castigado por ello. Debemos ser coherentes.
d) Asumir que los perros pueden mostrar en ocasiones conductas molestas, que no necesariamente son problemas de comportamiento, como ladrar cuando llaman al timbre, o escarbar en el jardín. Debemos crear unas expectativas realistas para no frustrarnos después.
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