¿Por qué muerden los cachorros?
Morder es un comportamiento normal en los cachorros. No es que el tuyo muerda mucho, es que todos lo hacen. Pero ya sabes que “mal de muchos, consuelo de tontos”, así que no te queda otra que tomar algunas medidas para evitar ese comportamiento tan desagradable.
Los cachorros no muerden porque sí. Para saber cómo enseñar a un cachorro a no morder las manos, lo primero que tenemos que hacer es entender por qué lo hace.
Explorar el mundo
A partir de la tercera semana de vida, un perro inicia lo que se llaman “conductas exploratorias”, es decir, comienza a interactuar con su entorno. En esta fase, la boca es muy importante porque actúa como parte del sentido del tacto del cachorro.
La boca es una ventana principal hacia el mundo exterior: la lengua está dotada de innumerables terminaciones nerviosas y eso permite al cachorro explorar y reconocer objetos.
Molestias en las encías
Debido al cambio de dentición (de los dientes de leche a los definitivos), algunos cachorros sufren molestias en las encías. Como ocurre con los bebés humanos, mascar objetos ayuda a aliviarlas.
Morder y mascar para liberar estrés
Los cachorros de perro, como las crías de cualquier otro mamífero, tienen un nivel de energía mucho más alto que los adultos. Parte de esa energía se libera mascando o mordiendo.
Un cachorro que no recibe las dosis de ejercicio y estimulación mental que requiere, suele ser un cachorro que los propietarios describen como “muy travieso”. En realidad, lo que ocurre es que su organismo busca formas naturales de dar salida a esa cantidad de energía acumulada. Morder es una vía para liberarla.
El movimiento de nuestras manos activa la conducta predatoria
No nos olvidemos de que los perros descienden del lobo, y son animales depredadores en esencia. El movimiento activa su conducta predatoria de modo que, cuando movemos las manos, ello incita al cachorro a morder de forma inevitable.
El grave peligro de No enseñar a un cachorro a no morder las manos
Aunque requiera un poco de paciencia, enseñar a un cachorro a no morder las manos es una inversión de futuro.
Algunos expertos apuntan que un cachorro que no aprende a modular la intensidad de su mordida mientras juega, morderá con mayor intensidad cuando sea adulto, tanto si se trata de un contexto de juego como de agresión.
El problema es evidente: un cachorro que no sabe hasta dónde puede llegar con su boca, es un peligro potencial cuando crece. Especialmente, si se trata de un perro de raza mediana o grande.
Inhibición de la mordida, un concepto muy interesante
Durante la etapa de socialización (de las 4 a las 12-16 semanas), el juego es especialmente importante para un cachorro porque le permite aprender a controlar la intensidad de su mordida en sus interacciones con otros perros o con personas.
A eso se le llama inhibición de la mordida. Entre entrenadores caninos, de forma más coloquial, hablamos de “boca blanda”.
Si un cachorro juega con sus hermanos o con su madre y les muerde demasiado fuerte, éstos se quejarán (gritarán o mostrarán agresividad) y, probablemente, interrumpirán el juego. Se acabará la diversión para el cachorro que muerde. De esta forma, el cachorro aprenderá cuáles deben ser los límites de su mordida.
En sus interacciones con nosotros, los cachorros hacen lo mismo: muerden como forma de juego. Si nosotros no les comunicamos cuáles son los límites, tendremos un problema que vaya aumentando de tamaño al mismo tiempo que nuestro cachorro.
Trucos para enseñar a un cachorro a no morder las manos
Vistos el origen y la magnitud del problema, ahora toca ponerle solución. Para saber cómo enseñar a un cachorro a no morder las manos, existen algunas pautas claras y sencillas.
Qué hay que hacer
En realidad, la forma más eficaz para enseñar a un cachorro a no morder las manos es imitar lo que los cachorros hacen cuando juegan entre sí y uno muerde a otro demasiado fuerte.
Si nuestro cachorro nos muerde con demasiada intensidad, debemos mostrar de forma evidente que nos ha hecho daño. Un “Ayyyy!” intenso puede ser suficiente para que el cachorro comprenda.
Si el cachorro continúa mordiendo demasiado fuerte, añadamos un “No” firme e interrumpamos el juego. Alejémonos inmediatamente del cachorro, dejando que vea que la diversión se ha acabado. Si insiste persiguiéndonos, podemos incluso cambiar de estancia y cerrar la puerta. Hay que ser contundentes con el concepto de “se acabó la diversión”.
De forma progresiva, intentemos tolerar cada vez una intensidad de mordida más baja. Gritemos antes o interrumpamos antes el juego. El cachorro debe entender que nuestro límite es bajo y que la piel de una persona no es tan resistente como la de otro perro con el que juegue en el parque. Tiene que saber modular su mordida dependiendo de con quién esté interaccionando.
Además de enseñarle a medir la fuerza de su mandíbula, lo primordial es educar a nuestro cachorro para que aprenda a no interpretar nuestras manos como objetos de juego. Para eso, es recomendable que el juego con nosotros sea siempre con un juguete de por medio. Una cuerda o un mordedor son ideales. Si el cachorro se confunde y nos muerde sin querer, gritaremos y, si continúa haciéndolo, interrumpiremos el juego como ya hemos explicado.
Qué no hay que hacer
Si tenemos un cachorro que muerde las manos cuando juega, lo principal es NO jugar con él a juegos que lo sobreexciten. Igual que ocurre con los niños, los cachorros sobreexcitados no atienden a nada. La propia excitación frena el aprendizaje.
No son recomendables los juegos de lucha cuerpo a cuerpo con nuestro perro. Por otro lado, hay que saber hacer pausas durante la sesión, para ir bajando la intensidad del juego cuando lo creamos necesario. Esto es lo que hacen los perros de forma natural cuando juegan.
Para enseñar a un cachorro a no morder las manos tampoco es recomendable el castigo físico. Simplemente porque el hecho de dejar de jugar ya es un castigo suficiente para el perro. Así es como funcionan los cachorros entre ellos e imitarlos es la manera más natural de conseguir una buena inhibición de mordida para nuestro perro.
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