miércoles, 27 de enero de 2016

Suricata

Clasificación del suricata


Nombre: Suricata suricatta
Família: Vivérridos
Orden: Carnívoros
Clase: Mamíferos

Distribución del suricata 


Se localiza en el África austral: sur de Angola, desiertos de Namibia y del Kalahari, Sudáfrica y sur de Botswana.

Descripción y hábitat del suricata


Animal de tamaño medio, 25 a 35 cm de longitud más 17 a 25 cm de cola, el suricata presenta un carácter sociable, afectuoso, tímido, nervioso, inquieto, inteligente y tremendamente curioso, que le llevan a vivir en grupos de por lo menos una veintena de individuos, pudiendo superar los cuarenta, que se desplazan juntos en busca de alimento y se refugian en grandes madrigueras comunes. Los grupos pequeños están constituidos por entidades familiares, que comprenden el macho, la hembra y, generalmente, un buen número de crías de distintas edades, mientras que las manadas más numerosas las integran varias familias, unidas a menudo por vínculos de parentesco.

Habitan en zonas áridas, frecuentando parajes secos, abiertos y con escasa vegetación; allí, excavan profundas madrigueras cuyo fondo ensanchan para hacer una habitación de descanso, que después tapizan con heno seco. La madriguera puede llegar hasta tres metros de profundidad y un diámetro de 10 a 15 cm.

Gregario y muy amigo del sol, pasa la noche dentro de su profunda madriguera pero en cuanto aparecen los primeros rayos de sol se aventura a salir de su guarida, eso sí, sin alejarse demasiado.

En cautividad pueden vivir más de 15 años.

Cuidados del suricata


Los suricatas son animales alegres y curiosos que gustan de vivir en grupos más o menos numerosos; Esto hace que si se desea mantener una pequeña población de estos simpáticos animales haya que adquirirlos todos a la vez, ya que una vez hecho el grupo cualquier intruso que se intente añadir a él, será atacado por todos los miembros, a menudo hasta provocarle la muerte.

Instalaciónes para el suricata



Al igual que lo comentado anteriormente para el perrito de las praderas, el suricata debe mantenerse en un recinto exterior cuya base y laterales sean de cemento, y que tenga una altura suficiente (1,5 m) como para impedir su huida. Es conveniente rellenar el suelo con una capa de unos 100-150 cm de tierra para que ellos mismos construyan sus madrigueras.

La decoración consiste en troncos y rocas donde puedan subirse y ejercitar su constante actividad de vigilancia. Es inútil poner vegetación a no ser que sea debidamente protegida de la acción de estos inquietos animales.

Alimentación de los suricatas


La base de su alimentación son los invertebrados tales como arañas, escorpiones, saltamontes, gusanos, orugas, miriápodos, caracoles, … aunque de vez en cuando capturan pajarillos, roedores y pequeños reptiles. También es aficionada a las semillas. En cautividad aceptan gustosos gran cantidad de alimentos diferentes: ratones, pollitos, gusanos de la harina (Tenebrio molitor), Zophobas (Zophobas morio), langostas, grillos, carne de ternera, de pollo, de conejo, semillas de sandía, de calabaza, etcétera.

Siempre deben disponer de un recipiente, preferentemente de barro cocido, con agua limpia y fresca.

Reproducción de los suricatas


Madre e hijo suricatas

La suricata posee un único ciclo reproductor anual, que además es muy breve. El período reproductor empieza en primavera, durante la época más calurosa y húmeda, y la hembra pare de 2 a 5 crías (hasta 7 en cautividad), en verano, tras un período de gestación de 73 días.

Los pequeños nacen con un peso de 25 a 36 gramos y tienen los ojos cerrados hasta los 10-14 días de edad. Al año adquieren la madurez sexual.

Curiosidades sobre el suricata


Se pueden distinguir por lo menos diez tipos distintos de sonidos, que son usados en otras tantas situaciones y que estimulan un determinado comportamiento entre sus miembros.

Puesto que no se aleja demasiado de su madriguera, los recursos alimenticios de su sector disminuyen rápidamente, por lo que las colonias de suricatas se ven forzadas periódicamente a buscar nuevos territorios donde establecerse.

A menudo se la observa alzada de puntillas, en posición erecta y apoyada en su recia cola extendida, desarrollando una labor de vigilancia de los alrededores. Esta verticalidad le permite poder otear más fácilmente su entorno.

Si un enemigo se acerca huye veloz no sin antes emitir un pequeño grito, suficiente para hacer desaparecer a toda la colonia dentro de sus agujeros. Gracias a su privilegiada vista es capaz de avistar una rapaz, su más encarnizado depredador, antes que un hombre pueda distinguir a duras penas un diminuto punto en el cielo.

¡Peligro!


Pueden llegar a transmitir la rabia por lo que muchas veces son cazadas para mantenerlas lejos de las comunidades.

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