Los armadillos pesan entre 3 y 7 kilos, son animales solitarios y las crías son amamantadas por la madre durante semanas.
También son llamados (a veces dependiendo de la especie) quirquincho, cusuco (en El Salvador y Honduras), pitero (en Honduras) tatú, toche, pirca, mulita (en Uruguay y al oriente de Bolivia), peludo, piche (en Argentina, Paraguay y Brasil), cachicamo (en Colombia y Venezuela), gurre en el departamento de Antioquia en Colombia, y carachupa en la selva de Perú.
Viven en Sudamérica, aunque algunas especies habitan América del Norte.
La parte superior de su cuerpo está totalmente protegida, ya que posee tres caparazones superpuestos de placas córneas que lo recubren a manera de coraza. Ésta es su principal defensa ya que por lo demás es un animal indefenso. Es corto de vista y de oído y además sus patas son muy cortas, por lo que le permiten huír a escasa velocidad.
Tienen dientes pequeños, pero numerosos (a veces 100), aunque poco resistentes, ya que no tienen raíces y están recubiertos de una capa de esmalte muy fina.
Se alimentan es especial de hormigas y otros insectos. Para encontrar alimento, escarban la tierra con su nariz y patas, tan profundamente como les es posible antes de alcanzarlo.
Viven en madrigueras subterráneas que excavan con sus fuertes patas delanteras, y aunque cada animal tiene varios refugios, sólo habita en uno de ellos.
Cada camada de armadillos está compuesta, por lo general, de cuatro crías del mismo sexo, ya que se desarrollan a partir de un sólo huevo que se divide para formar cuatro embriones.
Se considera una especie amenazada, ya que no son numerosos debido a la cacería constante a la que se ven sometidos y a la destrucción de su hábitat.
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