miércoles, 15 de febrero de 2017

Necesidades específicas de los Perros ancianos – Parte I


La mayoría de las personas no son conscientes de que nuestras mascotas también van envejeciendo y seguramente sea porque no queremos que cambien nunca o simplemente no queremos que falten jamás. Sin embargo es importante que seamos conscientes de ello ya que al igual que nos pasa a nosotros, con el paso del tiempo nuestros pequeños van teniendo otras necesidades, tanto su cuerpo como su mente van cambiando, por lo que lo ideal es que les facilitemos todos estos cambios.

A partir de los 7 años aproximadamente se considera que los perros entran en la tercera edad, una fase de la vida en la que empiezan a tener nuevas necesidades. En realidad depende mucho de la raza y tamaño del perro. Hoy en día muchos perros de razas pequeñas pueden vivir 15 años o más.

El envejecimiento de nuestro perro exige un esfuerzo de adaptación por nuestra parte, tendremos que observarle más que nunca para detectar cualquier cambio en él, ser más pacientes y ceñirnos más que nunca a nuestras rutinas con él.

La primera necesidad es una revisión veterinaria completa para detectar un posible deterioro en la salud del perro y consultar dudas sobre esta época de la vida de nuestra mascota. Ahora más que nunca debemos estar en contacto con nuestro veterinario ya que cualquier cambio en la conducta del perro podría deberse a un problema de salud. Necesitará controles periódicos de su salud con más frecuencia que antes.
Nuevas necesidades físicas y mentales

Puede que nuestro peludín ya no sea tan activo, que las rutinas de paseos y ejercicio que teníamos con él empiecen a ser demasiado exigentes y tengamos que adaptarnos a su nuevo ritmo, siempre decreciente. Por supuesto, eso no significa que haya que dejar de pasearle, hacer ejercicio o jugar, simplemente tenemos que encontrar las actividades y duraciones adecuadas para cada perro anciano. Si hacemos demasiado poco sus articulaciones se anquilosarán y perderá flexibilidad y fuerza. Además, puede que nuestro perro precise salir a la calle más a menudo porque con la edad sea menos capaz de aguantarse sus necesidades. Los juegos deben adaptarse a su estado físico y ahora más que nunca son importantes los ejercicios de olfato y de inteligencia, que les entretienen y les calman sin suponer desgaste físico.

Sus sentidos empeoran, puede tener problemas para ver y oir con claridad y eso se traducirá en comportamientos como no venir cuando le llamamos, irse en otra dirección, etc. Si no tenemos en cuenta esta posibilidad, podríamos creer erróneamente que el perro se ha vuelto desobediente. También puede que sienta más el frío y necesite un jersey para salir o que no le cortemos el pelo tan corto como solíamos.

Así mismo sus capacidades mentales declinan: la memoria, la orientación, la capacidad para resolver problemas… Todo ello llevará de nuevo a que veamos comportamientos distintos y tengamos que tomar nuevas precauciones, como por ejemplo al dejarlo suelto pues se puede desorientar, ser más lento al reaccionar ante cualquier eventualidad, etc. Y también puede traducirse en una nueva forma de relacionarse con nosotros, más distante o por el contrario, más dependiente. A este respecto, de nuevo, los ejercicios de olfato y de inteligencia ayudarán a que la pérdida de capacidades se ralentice.

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