No te pongas triste por mi ausencia, no me he ido de tu lado, simplemente que ahora no puedes verme como antes, pero estoy contigo a cada hora, en cada latido de tu corazón, en cada lágrima que derramas por mí. Pero sabes, te las he secado con mis besos. Pero no te das cuenta, sabes bien que esta es la ley de la vida. No culpes a nadie, no te sientas culpable por nada.
Si no me diste un abrazo cuando tuviste tiempo (te dí millones), si no me dijiste cuanto me amabas (te lo decía a cada minuto), ¡olvídalo! Tu dolor lo dice todo. Anda, piensa que estoy bien, sonríe cuando te acuerdes de mí.
Recuerda los mejores momentos que compartimos, las veces que reímos juntos.
No recuerdes como fue mi partida, eso te hace mucho daño, te desangra el alma y tu corazón. No te tortures más.
Cuando te sientas sola, alza tu mirada al cielo, no importa si es de día, me verás en la nube que esté más cerca, y si es de noche, simplemente busca la estrella más grande, la que más brille... ahi estaré viéndote y mi titilar te responderá.
Acuérdate que no fue un adiós que nos dijimos, fue simplemente un hasta luego.
Quizás sea pronto nuestro encuentro, quizás pasen muchos años, pero volveremos a encontrarnos...
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