Casi todos los animales albergan parásitos intestinales alguna vez en su vida. Un animal que no sale de su casa y no tiene contacto con otros animales de su misma especie tiene menos probabilidades de contraer parásitos, pero aquellos que salen a pasear pueden ser considerados como portadores.
Los parásitos son bastante específicos de especie; esto quiere decir que pueden hacer su ciclo completo y multiplicarse solo en la especie para la que están especializados. Sin embargo muchos de ellos pueden afectar y enfermar a otras especies, inclusive al hombre. Ten en cuenta que los parásitos más frecuentes en los niños, los oxiuros, no se contagian de los animales sino de otros niños.
Los parásitos intestinales se diseminan a través de los huevos presentes en la materia fecal de los animales. Estos permanecen activos durante varios meses, dependiendo de las condiciones ambientales. Los niños son la población que se contagia más fácilmente por su costumbre de jugar en el suelo, sobre la tierra o en areneros. Ellos se llevan luego las manos a la boca y sin darse cuenta ingieren los huevos. Es por eso que es muy importante enseñarles a lavarse las manos varias veces al día, así se previenen también un gran número de enfermedades contagiosas. La costumbre de besar y dejarse lamer por perros y gatos también favorece la transmisión de parásitos.
La medida más efectiva para prevenir contagios es desparasitar al menos 4 veces al año a los perros y gatos con un antiparasitario de amplio espectro. Si tienes jardín debes recoger los excrementos todos los días, especialmente antes de regar. El agua favorece que los huevos se diseminen y queden en el césped. También es muy pero muy importante levantar la materia fecal de gatos de bandejas sanitarias todos los días para evitar el contagio de la toxoplasmosis, una enfermedad que puede tener consecuencias serias en las personas. Aquellos que tengan su sistema inmunológico comprometido y las mujeres embarazadas deben abstenerse de realizar estas tareas. Lávate muy bien las manos después de limpiar materia fecal.
Los reptiles son otra fuente de enfermedades para los niños. Se estima que el 95% de estos animales portan salmonella en su piel. Esta es una bacteria que puede provocar gastroenteritis severas en las personas. Se recomienda que los niños menores de 5 años y las personas inmunosuprimidas NO toquen a estos animales (como lagartos, serpientes y tortugas) y que cualquier persona se lave bien las manos después de tocarlos, alimentarlos o limpiar su hábitat. Los elementos que uses para asear deben ser para uso exclusivo de la higiene de la jaula o terrario.
Hay en la actualidad una corriente naturista que recomienda alimentar a los perros y gatos con carne cruda. Verdaderamente resulta muy interesante pues es una manera de volver a la forma en que estas especies se alimentan en estado salvaje, pero implica riesgos que debes conocer antes de decidir. La carne cruda o mal cocida puede portar parásitos microscópicos, y el más peligroso es la toxoplasmosis. Puede encontrarse en carne de cualquier especie y se disemina en todos los animales de sangre caliente, incluso el hombre. En los gatos hace ciclo completo y se vuelve a diseminar; en perros o personas no logra hacer el ciclo intestinal, pero forma quistes microscópicos en diversos lugares del cuerpo. Las consecuencias para la salud van desde afecciones leves y pasajeras a muy graves, incluso compromiso neurológico con secuelas irreversibles. Yo personalmente no le daría carne cruda a ningún gato por el riesgo para la salud pública que esto implica. La carne bien cocida (totalmente marrón, sin partes rojas) es segura, pues con el calor se destruyen los ooquistes de toxoplasma.
No pienses que no puedes tener mascotas si tienes niños. Simplemente es importante seguir ciertas normas de higiene y desparasitarlos cada 3 meses para evitar contagios y poder disfrutar de tu mascota sin riesgos.
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