Generalmente el perro que siente un miedo irracional suele desarrollar dos clases de comportamiento distintos:
- intenta esconderse para que “el monstruo” no lo vea, o
- sale huyendo para que “el monstruo” no lo pille.
Si tu perro tiene miedo a algún ruido en particular, debes ser consciente que si no haces nada para solucionarlo, no se le va a pasar con el tiempo al contrario, normalmente el problema se suele agravar.
Las causas pueden ser varias. Algunas pueden evitarse y otras no.
Por ejemplo el miedo a los ruidos fuertes puede venir de una socialización deficiente, es decir si de cachorro el perro nunca ha sido expuesto a ruidos fuertes es más probable que les tenga miedo de adulto.
Puede ser debido a una experiencia traumática, por ejemplo un perro que haya sido golpeado por una moto puede desarrollar un miedo irracional al ruido de las motos o por ejemplo si un cachorro se ha perdido en un desfile o le han pisoteado, etc... puede que de adulto no se acuerde de la experiencia, pero en cuanto oiga un bombo o unos petardos le entre el pánico.
Algunos perros además tienen propensión genética a desarrollar miedo a los ruidos. Son perros hipersensibles al ruido (se sobresaltan fácilmente ante cualquier sonido fuerte) o perros que ya huelen una tormenta a kilómetros de distancia aun cuando luce el sol. Eso no quiere decir que estos perros desarrollarán matemáticamente fobia a los ruidos sino que tienen más propensión a hacerlo.
Además, en algunos casos, la fobia del perro a un ruido (por ejemplo: trueno, petardo, etc.) ha sido desencadenado inadvertidamente por su dueño. Es normal que un perro que nunca haya oído un trueno se sobresalte y hasta puede que reaccione con miedo. Si en ese momento el dueño sigue comportándose normalmente y le demuestra que no pasa nada, lo normal es que el perro acabe calmándose y se vaya acostumbrando al ruido extraño. Por lo contrario si el dueño lo acaricia, lo besa, lo apretuja, le dice cosa como: ¡Pobrecito! En los ojos del perro, lo que el dueño está haciendo es premiando al perro por tener miedo. Este verá su comportamiento reforzado . El resultado es catastrófico: el perro percibe que su dueño también piensa que esta es una situación para asustarse, y además cuanto más tiembla, más lo miman. Estaremos condicionando la respuesta de miedo en su subconsciente.
¿Cómo reaccionar cuando nuestro perro se asusta por un ruido fuerte?
Como acabamos de explicar lo primero que debemos hacer es no intentar calmar a nuestro perro acariciándolo ya que a la larga, lo que conseguimos es que esta conducta se agrave, reforzando inadvertidamente los signos de ansiedad con caricias y abrazos. En cambio debemos mostramos tranquilos y relajados para demostrarle que no pasa nada. Lo que si podremos hacer es acariciarlo cuando deje de mostrar miedo y se haya tranquilizado. Premiando por ser valiente y comportarse normalmente.
Si el perro al asustarse se esconde debajo de una silla, sofá, etc. Nunca hay que forzarle a salir de su refugio. El refugio escogido hará que se sienta más tranquilo y lo ayudará a controlar su miedo. Si intentamos sacarlo de él, el perro percibirá que lo estamos despojando de su única protección, su miedo se convertirá en pánico y se agravará la situación. Si seguimos comportándonos de manera normal sin prestar atención al miedo del perro, no deberemos extrañarnos si al cabo de un rato este se convenza que no pasa nada, ya que tú que eres su líder estas tan tranquilo, y salga de su refugio.
¿Qué hacer en caso que la fobia ya esté establecida?
Ante un caso de fobia, es decir un miedo extremo, desproporcionado e irracional a alguna cosa en concreto, debemos acudir al veterinario. Este después de evaluar el estado del perro y el grado de su fobia le pondrá un tratamiento. Todos los tratamientos para los problemas de fobias suelen incluir una serie de pasos: la habituación, la desensibilización y/o el contracondicionamiento. Además el veterinario evaluará si el perro necesita medicación durante el tratamiento o no. No mediques por tu cuenta a tu perro, no lo drogues. Las drogas son peligrosas, suelen tener efectos colaterales de los que no estamos al tanto. El veterinario es el experto que sabrá si tu perro necesita alguna droga, que clase puede tomar y en qué cantidad.
Pero muchos perros se pueden tratar sin usar ninguna droga o usando otros productos sin efectos secundarios como puede ser la feromona.
¿Qué es el D.A.P. (Dog Apaising Pheromone)?
El D.A.P. o feromona tranquilizadora canina es la copia sintética de una feromona emitida por las perras cuando tienen cachorros. Con esta feromona la madre tranquiliza a sus crías. Pero los perros de todas las edades responden a ella. Al ser una feromona no es un medicamento ni crea adicción. Lo único que hace es calmar al perro, haciendo que se sienta más a gusto y relajado. No afecta a animales de otras razas o a los humanos.
Con o sin feromonas el proceso de habituación, desensibilización y/o contracondicionamiento es el mismo. Solo que con la feromonas verás que le será mucho más fácil a tu perro mantener la calma por lo que el procedo será más rápido y más fácil. Háblalo con tu veterinario.
Habituación y desensibilización
En esta fase intentaremos que el perro se acostumbre al ruido que tanto lo atemoriza y así deje de ser tan sensible a él. La manera de conseguirlo es grabando el sonido que le da miedo (puedes hacerlo tú mismo pero si no te atreves o no sabes, se venden CD con ruidos de fiestas, tormentas, fuegos artificiales, coches de policía, etc. pregrabados) para luego ponérselo al perro a un nivel muy, muy bajo. Tenemos que encontrar la intensidad en la cual esté cómodo.
Se lo pondremos varias veces a distinto intervalo de tiempo. Poco a poco iremos subiendo la intensidad del sonido, repitiendo el proceso. En cuanto notemos que el perro de señales de miedo, inquietud o ansiedad pararemos en ese nivel de sonido. Durante varios días repetiremos el proceso hasta que el perro no muestre miedo en este nivel.
Luego subiremos otro poquito el nivel de sonido y si el perro muestra temor, paramos otra vez y lo dejamos acostumbrarse, repitiendo el proceso durante los días que necesite para perder la sensibilidad en ese nivel. Luego subimos un poquito el nivel de sonido. Así consecutivamente.
Debes tener paciencia ya que este es un proceso lento que llevará su tiempo. No debes desanimarte si notas algún retroceso en el progreso del perro (¡ayer estaba tranquilo en este nivel de sonido y hoy tiene miedo otra vez!). Esto puede ocurrir, en ese caso solo tienes que volver a retomar el proceso bajando al nivel que el perro tolere en este momento.
No te desanimes es solo cuestión de paciencia y perseverancia. Llegará un momento en que tu perro no se inmutará ante el sonido a todo volumen que tanto lo aterrorizaba anteriormente.
Contracondicionamiento
Este técnica es parecidísima a la anterior solo que además de desensibilizar al perro ante el ruido vamos a acondicionarlo para que asocie el ruido con algo positivo. Lo lograremos haciendo que cuando el perro oiga el ruido que le da miedo, le pase algo bueno como por ejemplo que le den una golosina.
Esta técnica debe ser unida al proceso de desensibilización para no correr el riesgo de que el perro este tan aterrorizado que no acepte la golosina. Además debemos tener cuidado de que el perro no asocie la golosina a que lo premian por tener miedo. Por lo que si usas esta técnica premia el perro cuando no muestra miedo ante el sonido (cuando esté conforme con el volumen del sonido).
¡ESPERO QUE ESTE POST OS AYUDE CON VUESTROS PELUDOS!
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