Estas tareas son indispensables para mantener un ambiente apropiado para tu mascota. Sin ellas se acumularían tantos deshechos orgánicos que la contaminación del recinto lo haría totalmente insalubre, eso sin contar el olor que produciría.
El primer paso es la limpieza, que elimina todos los restos de comida, materia fecal, saliva, y otros deshechos. Usa agua jabonosa para quitar todos estos desperdicios y abundante agua caliente para aclarar y arrastrar todo lo que haya quedado suelto (o toallas de papel si no puedes echar agua). No debe quedar ningún material orgánico, pues los desinfectantes son inactivados por estas sustancias. Escoge un jabón común, de lavar la ropa o la vajilla, que no tenga perfumes ni antibacterianos.
Una vez que todo haya quedado limpio, usa un desinfectante. Los más comunes en la casa son la lejía, elamoníaco y el cloro (hipoclorito de sodio), pero estos deben usarse con mucho cuidado porque pueden ser tóxicos para tu mascota y muy irritantes para ti. Los productos que se venden en las tiendas de mascotas contienen en general amonios cuaternarios o clorhexidina, que tienen un gran poder desinfectante si se usan como indica el prospecto. Son más costosos que los anteriores, pero si los diluyes correctamente, rinden mucho. Además la clorhexidina sirve también para curar heridas y para enjuagues en caso de estomatitis. Si usas lejía, disuelve 120ml en 5 litros de agua, y en el caso del amoníaco, 100ml en 5 litros. Para los anfibios y sus recintos, disuelve menos cantidad aún.
Una vez que tengas la solución preparada, usa un trapo, esponja o vaporizador para empapar toda la superficie o sumerge el objeto a desinfectar en ella y déjala actuar entre 15 y 20 minutos. Luego aclara bien, especialmente si usas lejía o amoníaco. Si el recinto es de madera, no uses estas sustancias porque no puede enjuagarse correctamente y los restos que quedan emanan vapores que pueden irritar las vías respiratorias o la piel de tu mascota.
Una vez que hayas desinfectado, coloca una capa de substrato nuevo en el fondo, no repongas el anterior pues tirarás por la borda todo el trabajo. Si usas alfombras, reemplaza la que está sucia por otra limpia, así tendrás tiempo de lavarla y desinfectarla bien para el próximo cambio. Si tienes varias mascotas en distintas jaulas, no uses los mismos trapos o esponjas para todas y así no correrás el riesgo de hacer una contaminación cruzada (llevar gérmenes de un recinto a otro).
Para la higiene de los equipos, accesorios y objetos decorativos necesitas guantes de goma, una espátula pequeña que raspe pero no lastime las superficies, recipientes donde sumergir los objetos en agua jabonosa y luego desinfectante y toallas de papel o paños limpios para secar todo. A medida que las piezas estén listas las vas colocando en el recinto ya desinfectado.
Cuando termines debes desinfectar todos los materiales de limpieza para que estén preparados para la próxima vez que toque aseo general.
Nunca mezcles dos sustancias químicas diferentes, pues algunas combinaciones resultan en emanaciones muy tóxicas para tu mascota y para ti (por ejemplo la lejía y el amoníaco).
Por último, muchos limpiadores de vidrios contienen amoníaco, así que conviene evitarlos. Para reemplazarlos puedes preparar una solución con 5 litros de agua, 250 ml de alcohol medicinal, un cuarto de taza de vinagre y unas gotitas de jabón líquido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario