Existen por lo menos 3 variedades de sarna (sarcóptica, demodécica y la producida por octodectes) cada una de ellas está causada por un ácaro diferente y produce distintos tipos de lesiones en el cuerpo de nuestras mascotas. La sarna es muy contagiosa y normalmente se transmite de un animal a otro, por contacto directo. Por ejemplo, cuando se encuentran dos perros para jugar y uno de ellos está infectado con el parásito.
1. Sarcoptes
Se localiza en las zonas con menos pelo del animal, como los márgenes de las orejas, los codos, la región del abdomen, las axilas, las rodillas y la ingle. Aparecen pequeños nódulos y pústulas y la piel sufre descamación o seborrea debido a que los ácaros excavan galerías en la piel para reproducirse. Se produce un engrosamiento marcado de la piel afectada y puede haber un oscurecimiento de la misma si se lamen mucho.Los síntomas comienzan con un picor intenso, que se traduce en continuos rascados y la aparición de costras. También puede presentarse alopecia como consecuencia del picor y es frecuente la contaminación bacteriana de las lesiones.
El sarcoptes es una variedad de sarna contagiosa para las personas cuando existe un estrecho contacto con el perro enfermo. Se manifiesta con erupciones cutáneas, especialmente en las manos aunque puede afectar otras zonas del cuerpo. El picor en las personas es más intenso durante la noche. Los casos de contagio a humanos de otros tipos de sarna son extremadamente raros.
2. Demodex
Esta variedad de sarna puede aparecer en cualquier edad del perro y se desencadena cuando hay una bajada de las defensas por infecciones u otras causas. El ácaro destruye los folículos pilosos, dando lugar a una caída del pelo muy notoria. La piel se vuelve muy áspera, con engrosamiento e inflamación de la misma. Comienza generalmente por las extremidades y la cara, afectando la piel alrededor de los ojos y la boca. Luego los ácaros pueden extenderse por el resto del cuerpo de nuestra mascota.
3. Otodectes
Este ácaro tiene un tamaño mayor que los dos anteriores y vive en las orejas del animal. Produce secreciones negruzcas, mucha cera y puede llegar a provocar otohematomas por el rascado. El ácaro se alimenta de la sangre, la cera y las secreciones producidas por la inflamación. Los síntomas son picores, irritación y que el animal sacude constantemente la cabeza.
Sea cual sea el tipo de sarna, es necesario comenzar con un tratamiento adecuado lo antes posible. Una de las medidas imprescindibles es la aplicación de productos antiparasitarios que eliminen el ácaro y favorezcan la regeneración de la piel afectada.
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