sábado, 27 de agosto de 2016

Las Vacaciones y la Ansiedad por la Separación

Hay numerosas familias que deciden adoptar o comprar un perro en estas fechas. Y en cierta manera, su forma de pensar tiene su lógica, porque ahora es cuando los niños están en casa y los padres tienen vacaciones, con lo cual pueden pasar todo el día con el perro y disfrutar de él, además de dedicar tiempo al cachorro para su educación y sus paseos. Pues bien, aunque a primera vista, esto parece muy bueno para el perro, es un arma de doble filo con la que debemos ser muy cuidadosos. ¿Por qué? Pues os sorprendería la cantidad de perros que sufren algún trastorno del comportamiento relacionado con la separación, que tiene su origen en ser un animal adquirido en época de vacaciones. Lo que ocurre es que desde el momento en que el perro llega a casa, no pasa ni un minuto solo, siempre hay alguien en casa que le acompaña, ya sean los niños o los padres. Entonces, este perro nunca aprende a estar solo, y cuando se terminan las vacaciones y la familia vuelve a la rutina: los niños al cole y los padres al trabajo, el perro pasa de estar todo el día acompañado a quedarse solo durante varias horas, y si esto no se ha trabajado adecuadamente, puede dar lugar a una ansiedad por separación, una de las patologías del comportamiento que más afectan al bienestar del animal y en ocasiones, una de las más complicadas de resolver.

Entonces, ¿qué debemos hacer para prevenir esta situación?

Hemos de enseñarle al cachorro a quedarse solo, siempre de manera progresiva. Empezaremos por dejarlo solo en una habitación de la casa durante unos instantes, con algún juguete relleno de comida y antes de que se de cuenta de que nos hemos ido, volveremos. Poco a poco iremos incrementando el tiempo, y lo más importante es regresar antes de que aparezca ninguna reacción de ansiedad, para lo que podemos ayudarnos de una grabación, para así ver la actitud del animal cuando está solo.

Además, hemos de ignorar completamente las demandas de atención por parte del cachorro (saltar encima de nosotros, ladrarnos, tocarnos con la patita), y darle la atención cuando el perro esté calmado y tranquilo.
Os aseguro que merece la pena dedicar unos momentos del día a trabajar esto, que tener que luchar en un futuro contra una ansiedad por separación ya instaurada.

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