jueves, 1 de junio de 2017

Antes de regañar a tu perro piénsalo dos veces, esto es lo que en realidad pasa por su mente


Ojos tristes, orejas planas, cola entre las patas, espalda encorvada y la cabeza inclinada; es fácil reconocer el rostro de culpa de un perrito cuando es regañado, al ver un perro así de verdad parece que está arrepentido y nos está pidiendo disculpas.

Si bien es fácil que caigamos en el engaño y que creamos que en realidad nuestro perro nos está mostrando su arrepentimiento real, la verdad es que no es así. De acuerdo a un grupo de psicólogos de conducta animal, es más un acto de sumisión que uno de culpabilidad.

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Un estudio realizado por el biólogo Nathan H. Lens y publicado en la revista Psycology Today descubrió el, así denominado, “arco de la disculpa”. Se trata de algo muy parecido a lo que hacen nuestros perros domésticos y es aprendido por los lobos cachorros en las primeras fases de su integración con la manada.

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Un grupo rechaza temporalmente a un cachorro cuando este hiere o muerde demasiado fuerte a un compañero de juegos. Tratando de recuperar su confianza , el lobezno aprende a cercarse a la manada con un “arco de la disculpa”.

“Los perros han heredado este comportamiento y lo usarán después de hacer cualquier tipo de “delito” que se traduce en ser castigado”, escribió Lents. y continúa, “Como animales sociales, ellos ansían la integración armoniosa en el grupo y, el abandono o aislamiento, es muy doloroso para ellos.”

Foto: cotilleando

Nuestros perros actúan de esta manera como respuesta a nuestro tono, lenguaje corporal y energía; pero no importa si han desobedecido o no, entienden que están siendo regañados pero no que merecen el castigo por haber desobedecido.

Otra explicación a esta fenómeno es la dada por la reconocida científica en conducta animal, Dr. Alexandra Horowitz. Los humanos tendemos a ver reflejadas nuestras propias emociones en el lenguaje corporal de los animales; pero lo que realmente siente un perro cuando hace la cara de culpabilidad no es arrepentimiento, sino un sentimiento mucho menos complejo: miedo.

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“Veo un perro haciendo la cara de culpabilidad y para mi se siente como miedo. ¡Lo es!” Dijo Horowitz en una entrevista para Business Insider.

El perro teme a tus gestos, a cómo reacciona; no necesariamente se arrepiente de nada. Podría no haber hecho nada pero si lo regañas como si lo hubiera hecho seguramente hará la misma cara.

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Ya lo sabes, la próxima vez que lo regañes se consciente que infundes temor en tu pequeño amigo peludo. Quizá lo mejor sea evitar exasperarse o actuar impulsivamente.

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